Opinión

El disputado voto rural / Por Pepo Paz

Pintada cerca de Castellote (Teruel) - Por Pepo Paz
photo_camera Pintada cerca de Castellote (Teruel) - Por Pepo Paz

Teruel existe y, en la comarca del Maestrazgo, el viajero encontrará paisajes de otros tiempos, sí, pero también infinitas soledades y algunos de los conjuntos históricos más bellos de Aragón: Casavieja, Mirambel y Castellote, entre otros.

Días atrás haciendo zapping nocturno tropecé, en uno de esos canales televisivos que ofrece la tdt, con una de mis películas preferidas: El disputado voto del señor Cayo. Aunque la madrugaba avanzaba, no pude moverme de la silla hasta el final. Basada en la novela de idéntico título que escribiera el maestro Delibes, recrea la visita de un candidato socialista a un remoto pueblo de las Merindades burgalesas durante la campaña de las primeras elecciones generales de la actual democracia española, tras la muerte del dictador. 

 

A lo largo de su estancia en el pueblo, acompañando al Sr. Cayo en su tareas cotidianas, el candidato y sus compañeros de partido confrontan las abismales diferencias entre el mundo rural, su sencillez y sus inquinas, con el modelo de desarrollo que propugnaba la izquierda en la naciente democracia. Cuántos de aquellos muros han caído a lo largo de estos años y qué poco han cambiado, en esencia, ambos mundos...

 

 

El pasado fin de semana amanecí en el corazón de la comarca turolense del Maestrazgo, en el bello enclave templario de Castellote. El rehabilitado castillo, volado durante las guerras carlistas, es un inalcanzable escenario amarrado a la cornisa caliza sobre la que se agazapa el pueblo. Antaño, durante siglos, el único camino de acceso a Castellote pasaba por la cerviz ceniza de la montaña, lo que obligaba a una pausada ascensión hacia la fortaleza. Un infalible control del tránsito de gentes y guerreros entre los territorios de la encomienda templaria y los vecinos musulmanes de las vecinas tierras castellonenses que se alargó hasta muchos siglos después. Ahora se alcanza la población, viniendo desde Calanda, por un largo túnel excavado en las entrañas de la montaña, entre el espectacular paraje donde se sitúa la ermita del Llovedor y el mismo casco urbano de Castellote.

 

 

A la entrada del túnel, frente al hondón al que se encarama la ermita, sobrevolado en silencio por algunas parejas de buites, descubrí unas viejas pintadas que me retrotrajeron a las escenas de la película dirigida por Antonio Giménez-Rico en 1986 (y más allá). Arqueología reciente de nuestro país: sobre la piedra rojiza despuntaba el rastro que una brocha verde había dejado, hacía unos treinta y cinco años, con las siglas de la extinta U.C.D.; en la boca del túnel, a ambos lados, sobrevivían los emblemas de Alianza Popular y del PSOE. También los mandamientos de la ultraderecha nacional en aquellos años (FN y su brazo juvenil, FJ). Sobre la pared vertical del estrecho, rotulado en grandes letras, el nombre del dictador. Cobraron sentido muchas de las sencillas verdades que el magistral Paco Rabal, emulando al Sr. Cayo -que sí vivió en Cortiguera, en las Merindades, muy cerca del pueblo de Sedano, donde Delibes tenía su refugio familiar estival-, mostraba en la cinta con sus silencios y respuestas concisas. Y me acordé de la discusión que unos vecinos del pueblo mantuvieron la noche anterior en la barra de un bar de Castellote, mientras yo seguía a duras penas la segunda parte del Barça-Madrid, sobre las culpas y responsabilidades de unos y de otros en la actual situación de tristeza y retroceso en que se encuentra el país. De lo mucho que nos prometimos y de los lejos que nos hemos quedado.

 

Teruel existe y, en la comarca del Maestrazgo, el viajero encontrará paisajes de otros tiempos, infinitas soledades y algunos de los conjuntos históricos más bellos que mi memoria atesora: Casavieja, Mirambel y Castellote, entre otros. Viajero ocasional, sólo me queda animarte a descubrirlos cuanto antes.