Castillo de San Diego: cuarenta años de esencia sanluqueña

Playa de Bajo de Guía - Sanlúcar de Barrameda
photo_camera Playa de Bajo de Guía - Sanlúcar de Barrameda

Decir Sanlúcar de Barrameda es decir Doñana. Luz y río. Guadalquivir. Caballos y vino manzanilla. Desde las playas de La Pileta y Bajo de Guía hasta el castillo de Santiago, el encalado casco urbano de esta localidad gaditana emboza los más de 70.000 m2 que ocupan las 17 bodegas de la marca Barbadillo que se diseminan por Sanlúcar. Un viaje al territorio del vino sanluqueño por excelencia en el 40 aniversario de su caldo más comercializado: Castillo de San Diego.


Sanlúcar de Barrameda es una de las puertas de acceso al Parque Nacional de Doñana. La ciudad se asoma al espacio natural desde la amplia desembocadura del Guadalquivir, río navegable hasta la capital sevillana en una travesía de cinco horas y media que salva esclusas y recorre mansamente el territorio de intriga del celebrado largometraje de Alberto Rodríguez Librero (La isla mínima). Una travesía que fluye por un plano paisaje de cañizos y arrozales, de pesqueros artesanales varados a la dulce corriente del río, y cuyo horizonte se empina entre dunas y pinares, en Doñana, cuando el viajero atisba en la lejanía el destello al sol de los tejados sanluqueños. 

La Manzanilla sanluqueña

Decir Sanlúcar de Barrameda es decir Doñana pero también luz y río, caballos y  vino manzanilla. La villa gaditana, protagonista durante los siglos XV al XVII, de la relación entre la metrópoli y la América colonial, tejió a partir del XIX su futuro en torno a un preciado oro líquido cultivado en las tierras albarizas que jalonan el territorio occidental de la provincia, entre Jerez, El Puerto de Santa´María y el mismo Sanlúcar. El conocido como Marco de Jerez

La crianza de vinos en soleras, cuya exportación hacia Inglaterra y América encontró en la pujanza comercial ultramarina gaditana un claro aliado, lanzó al estrellato internacional a un vino pálido y de aroma punzante, seco y poco ácido, extraído de la uva palomino y criado en botas que se conocería ya desde entonces como Manzanilla de Sanlúcar. Amparado a partir de 1964 bajo el paraguas protector del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda, la visita a las bodegas donde se envejece es un viaje en el tiempo repleto de gratas sorpresas. Un viaje de los sentidos.

Museo de la Manzanilla

Si la manzanilla es el vino sanluqueño por excelencia, las Bodegas Barbadillo gozan del privilegio de ser las primeras que lo embotellaron. De todo esto se habla en el Museo de la Manzanilla: la uva palomino, la tierra albariza, las umbrías bodegas, la crianza del vino en la bota, las gentes que participan en todo el proceso. Y, también, de la cercanía del Atlántico, sin cuyo aliento dicen los más entendidos que no podría vivir. El museo abre de martes a sábado entre las 10 h y 15 h (y los domingos, de 11 h a 14 h).

Benigno Barbadillo y Ortigüela y su primo Manuel López Barbadillo comenzaron el negocio familiar allá por el año 1821, al retorno a España de Benigno -un pujante hombre de negocios- tras la declaración de independencia mexicana. De su experiencia y buen hacer, de muchos años de trabajo, nacería seis después la primera bota exportada a Filadelfia bajo la denominación "Manzanilla". El éxito en América de ese caldo de aroma punzante y poco ácido fue fulminante y pocos meses después los Barbadillo embotellaban la primera manzanilla del mundo bajo la marca "Divina Pastora".

Adentrarse a día de hoy en ese universo en penumbra del que emanan los vapores de los vinos envejecidos en botas centenarias es, siempre, una experiencia gratificante. Barbadillo, una bodega 100% familiar, posee en la actualidad 17 bodegas diseminadas entre los barrios Alto y Bajo de Sanlúcar de Barrameda ocupando una superficie de más de 70.000 m2, con un parque de 31.800 botas. Es el primer operador del Marco de Jerez y el primer productor de Manzanilla español.

Castillo de San Diego

Se cumplen en 2015 cuarenta años del vino blanco más conocido en España, el Castillo de San Diego. Toto Barbadillo Romero, presidente a finales de los años sesenta de la bodegas y "una de las personalidades que más han contribuido al desarrollo y la difusión de la cultura y el negocio de los vinos de jerez y la manzanilla de Sanlúcar" (en palabras del mismo Consejo Regulador) decidió por entonces elaborar un blanco suave y afrutado, ideal para acompañar mariscos y pescados. Sería en el año 1975 cuando, desde la moderna planta de vinificación que la bodega posee en Gibalbín, dio con la tecla. Alegre en naríz, sabroso, con aromas de frutas tiernas, elegante y ágil en boca. Así es el vino blanco más embotellado de España cuarenta años después. Un motivo para la celebración en este 2015 que, además, ha traído a los amantes de la buena mesa la declaración del Langostino de Sanlúcar como marca registrada.

Para no perderse en Sanlúcar

Cualquier paseo por el casco urbano de la villa conduce hasta el Mercado de Abastos, el meollo del Sanlúcar matinal. Situado a espaldas de la cuesta de Belén, esa línea que separa los barrios Alto y Bajo sanluqueños, ocupa las callejas que van desde la Plaza de San Roque hasta el mismo edificio del mercado. Vendedoras ambulantes de quisquillas, caracoles y coquinas se apretujan junto a puestos de verduras y frutas, y vendedores de ropa o especias. En el interior del mercado no hay que dejar de acercarse a los numerosos puestos de venta de pescado y marisco fresco, todo un lujo visual.

Continúa luego hasta el Palacio Ducal. Emplazado en la plaza de los Condes de Niebla, junto a la iglesia de Ntra. Sra. de la O, el Palacio de los Duques de Medina Sidonia es un magnífico mirador sobre el barrio Bajo sanluqueño. Se cree que está edificado encima del viejo alcázar musulmán, aunque la estampa actual se remonta al siglo XVI, cuando los duques trasladaron su residencia principal a Sanlúcar. Su bella rejería, la galería barroca y sus pulcros jardines hacen del palacio una excelente sede para albergar el archivo de la Casa Ducal.

Si buscas informarte sobre Doñana, el Centro de Visitantes del Parque Nacional de Doñana (tel. 956 38 65 77, de 9 h a 18:50 h), situado en Bajo de Guía, ofrece la posibilidad de conocer en detalle los distintos ecosistemas del parque: qué son los campos de cruces, los corrales y las dunas vivas, qué diferencia al monte blanco del negro y qué animales habitan en las marismas, los cotos y la vera. Además hay una exposición que detalla la expedición de Magallanes, que partió de Sanlúcar el 20 de septiembre de 1519 para demostrar que la redondez de la tierra.

Barco Real San Fernando

La excursión, que parte del Bajo de Guía en el barco Real San Fernando, permite adentrarse por el río Guadalquivir hasta las entrañas del Parque Natural de Doñana. El paseo dura unas 3 h y media e incluye dos paradas, una en el Poblado de la Plancha –para llegar a los Llanos de Velásquez a pie- y otra en Las Salinas, donde se hace un breve recorrido interpretativo de las marismas, una zona especialmente poblada por aves acuáticas. Es conveniente llevar prismáticos, aunque en el barco los alquilan.

Más información: Oficina de Turismo de Sanlúcar de Barrameda.

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