UN PASEO POR LA CAPITAL CULTURAL EUROPEA 2016

La cultura se cita en San Sebastián durante el año 2016

Vista desde el Monte Ulia
photo_camera Vista desde el Monte Ulia

Tradicional y elegante, divertida y multitudinaria, San Sebastián ejerce hasta el mes de diciembre como Capital Europea de la Cultura 2016 y ofrece un apretado programa de actividades culturales en torno al arte, el cine y la literatura.

Desde que hace cinco años el Museo Chillida-Leku echara el cierre, cualquier viaje a la capital guipuzcoana quedó huérfana de uno de sus principales activos culturales. Situado en Hernani, a poco menos de media docena de kilómetros de San Sebastián, el caserío de Zabalaga ha seguido, no obstante, recibiendo visitantes. Sólo hay que hacer una petición personal a través de la web del museo y esperar la respuesta. Que siempre llega. Y hoy, como entonces, cualquier visita a la Capital Cultural Europea 2016 tiene que tener un obligado principio o final en el espacio que creara el desaparecido Eduardo Chillida.

Kursaal

Barrida por esa ola de renovación arquitectónica que atravesó las grandes capitales del norte a finales de la década de los noventa del siglo XX, desde A Coruña a Bilbao, pasando por Gijón y Santander, San Sebastián-Donostia añadió a su tradicional cara romántica, de calles simétricas y urbanismo rectangular, dos edificios emblemáticos: el Palacio del Kursaal, diseñado por el arquitecto Rafael Moneo, y el complejo Kutxa Espacio de la Ciencia, en el Parque Tecnológico Miramón. Modernidad y tecnologías punteras al servicio de una ciudad que se sabe bella y, por eso, se cuida con esmero.

Playa de la ConchaCuatro playas, una ciudad

Los cubos de Moneo trajeron a la desembocadura del Urumea, gracias a un espigón en forma de media luna, la playa más grande de la ciudad, La Zurriola, tendida entre el barrio de Gros y el monte Ulía. Allí se cogen las mejores olas de Donostia y siempre encontrarás surfistas yendo y viniendo con sus tablas bajo el brazo. Los otros tres arenales se enlazan en la Bahía de La Concha, confinados en la ensenada que forman los montes Urgull e Igueldo: Ondarreta, La Concha y la Isla. Desde el Peine del Viento, situado a los pies del monte Igueldo, hasta la Punta de Monpás –en el extremo opuesto de la playa de La Zurriola- hay un paseo (con carril-bici incluido) de unos siete kilómetros de longitud que los donostiarras y visitantes ocasionales descorren a todas horas, convertido en una bulliciosa plaza mayor abierta al Cantábrico. Además del Peine del Viento, el recorrido cuenta con otras dos obras de Chillida (El Abrazo, en los jardines del palacio de Miramar, y el Homenaje a Fleming, en La Concha) y una escultura única de Jorge Oteiza instalada en el Paseo Nuevo, a los pies del Urgull.

En la cumbre del monte Igueldo se esconde un parque de atracciones de tamaño familiar: lo suyo es llegar hasta él usando el viejo funicular inaugurado en el año 1912. La estación se encuentra justo a espaldas del Real Club de Tenis. Desde allí se toman las fotografías más típicas de la bahía donostiarra. Y se llega en un agradable paseo hasta el Palacio de Miramón, con un magnífico tapiz de césped elevado sobre la bahía donostiarra.

Balneario y poteo

Si la residencia veraniega de la Familia Real llevó la fama de la ciudad por todas partes, no menos importancia tuvo su actividad balnearia, que todavía hoy se mantiene en La Concha. Como se mantiene aún el coqueto muelle pesquero donde amarran pequeñas lanchas y pesqueros diseñados para las grandes peleas con el mar. Es típico encontrar puestos de venta de quisquilla cocida y terrazas muy concurridas por la zona del Museo Naval y del Aquarium, otro de los lugares de visita inexcusable en San Sebastián, sobre todo si se viaja con niños.

El puerto comunica directamente con la Parte Vieja de la ciudad, aquella que quedaba intramuros, donde el viajero encontrará infinidad de bares y restaurantes en los que disfrutar de uno de los deportes favoritos de los donostiarras, ir de pintxos. Los hay en miniatura, herederos de la conocida como Nueva Cocina Vasca, y los hay de los de siempre para acompañar a los txiquitos o al txacolí. En esta ruta hay que dejarse guiar por la intuición y tener bien alerta el bolsillo. Ir de pinchos se ha convertido en una práctica muy cara. De la Parte Vieja no hay que marcharse sin visitar la iglesia de Santa María del Coro, la Plaza de La Constitución –con su facha de coso taurino- y el Museo de San Telmo.

Como tampoco se deberá abandonar la ciudad sin pasear tranquilamente por la zona de edificios modernistas y bien plantados que trajo el Ensanche Cortázar proyectado tras el derribo de las murallas. El antiguo Casino, hoy Ayuntamiento donostiarra, el Palacio de la Diputación, el Teatro Victoria Eugenia –donde hasta hace cuatro años se celebraba el Festival de Cine- y el Hotel Reina Cristina; los edificios de El Náutico y La Equitativa, el Puente de María Cristina, la calle Prim, la catedral del Buen Pastor y el palacio de Aiete. Todo un lujo para una ciudad que ha sabido mantenerse entre las más ilustres del país.

Capital Cultural Europea 2016

El apretado programa de actividades culturales que ha programado la organización de la capitalidad cultural supera la cifra de más 400, programadas hasta el próximo mes de diciembre, y recorren todas las disciplinas imaginables: exposiciones, teatro, danza, música, literatura y gastronomía. En total, unos 500 artistas y creadores desfilarán por San Sebastián, una ciudad concebida como espacio de convivencia, diálogo y entendimiento.

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