Opinión

La piscina, escenario mortal y azul

La piscina es uno de los elementos veraniegos más conocidos, sin embargo, esta vez os proponemos "bucear" en algunos de sus significados más ocultos; estos recintos azules pueden convertirse en símbolos de pasión, de maldad humana, de acción y, a la vez de su contrario, de meditación... ¡Qué disfrutéis del chapuzón!
 "Pobre tipo, siempre quiso una piscina. Bueno, al final consiguió una; sólo que el precio resultó un poco alto". Esta reflexión la hace un cadáver -con tres tiros-, que flota en la piscina de una mansión de Sunset Boulevard (Los Ángeles, California). No sólo es anómalo que un muerto "hable" (y que se refiera a sí mismo en tercera persona), también resulta atípico –al menos hace más de sesenta años-  el ángulo desde el que está filmado el plano; la intención de Billy Wilder, director de esta película (El crepúsculos de los dioses, 1950), era conseguir "el punto de vista de un pez". Para conseguirlo situaron un espejo en el fondo de la piscina y filmaron en picado –desde unas grúas sobre el agua- enfocando a la superficie de ese espejo, que reflejaba el cuerpo flotante de William Holden. El resultado visual es un plano contrapicado de un cadáver que parece una silueta pintada en tiza de Saul Bass. Acto seguido, mediante un flashback, la historia retrocede seis meses, desvelando cómo el guionista Jo Gillis (W. Holden) ha ido a parar a la decadente mansión en la que se encontraba la piscina, quedando atrapado en una tela de araña tejida por dos extraños habitantes: Norma Desmond (Gloria Swanson) y Max el mayordomo (Eric von Stroheim).

De nuevo hallamos el plano contrapicado de un cuerpo inerte que flota en una piscina en Syriana (Stephen Gaghan, 2005)  Esta vez se trata de un niño (Max) que por culpa de un accidente muere electrocutado en la piscina de la residencia de un jeque árabe; en la ficción se situó en Marbella (España), aunque en realidad se filmó en Marruecos.



           Izquierda, Jo Gillis flota en la piscina de Sunset Boulevard. Derecha, el pequeño Max en Syriana


Una piscina puede tener muchos significados. En el cine francés de los años 60´se convirtió en una metáfora sobre el amor y la muerte. Muestra de ello son títulos como La piscina (Jacques Deray, 1969) y A pleno sol (René Clément.1960), cuya versión norteamericana de 1999 recuperó el título de la novela de Patricia Highsmith El talento de Mr. Ripley (Anthony Minghella).



En La piscina (arriba) trabajaron juntos Romy Schneider, Maurice Ronet y Alain Delon. Años antes, ya habían coincidido Ronet y Delon en A pleno sol (abajo). A la dcha. su remake El talento de Mr. Ripley


El mar abierto se relaciona con lo salvaje, con el mundo masculino, mientras que la piscina representa lo privado, lo misterioso y lo femenino; rozando cierta ambigüedad lésbica, como en Las diabólicas (H.G Clouzot, 1955 y J. Chechik, 1996), Criaturas salvajes (John McNaughton, 1998) y Swimming pool (Francois Ozon, 2003).  



Arriba, fotogramas de las dos versiones de Las diabólicas. Abajo, Swimming pool y Criaturas salvajes


También las piscinas se convierten en lugares para la reflexión, como en El graduado  (Mike Nichols, 1967). Su protagonista, Dustin Hoffman, pasa horas tumbado en una colchoneta en la piscina dejando que pase el tiempo y sin pensar en nada práctico. Paradójicamente, una piscina no solo es un espacio para la meditación y la calma; también es un lugar asociado a la acción, y a los cambios vitales. En El nadador (Frank Perry, 1968), el personaje al que da vida Burt Lancaster decide recorrer su ciudad –hasta llegar a su casa- a través de las piscinas del vecindario, muchas de las cuales pertenecen a mujeres con las que se relacionó en el pasado...





Una piscina no sólo es un elemento relacionado con el realismo burgués y el cine negro francés –el denominado "polar"-; también puede formar parte de géneros como el fantástico y la ciencia ficción. Hay fantasías góticas como el cuento La joven del agua (M. Night Shyamalan, 2006), en la que Bryce Dallas Howard, interpreta a una "narf" (una ninfa) que deambula por la piscina de una comunidad de vecinos. Años antes, en 1985, el padre de esta actriz, Ron Howard había dirigido Cocoon, una historia en la que la piscina posee tal energía revitalizadora que consigue que el grupo de ancianos protagonistas rejuvenezcan; eso sí, con ayuda extraterrestre. 





La última imagen cinematográfica de Marilyn Monroe corresponde a una secuencia de una película inacabada de George Cukor. Como si de una terrible premonición se tratase, ella aparece nadando en medio de una piscina de color azul infinito.