Opinión

El artesano español que asombró a David Lynch

El español Emilio Ruiz del Río es considerado el mejor del mundo en el campo de los trucajes cinematográficos. Emilio Ruiz del Río fue un genio de los juegos visuales en el cine. Emilio Ruiz del Río participó en películas como "Conan", "Espartaco", "Doctor Zhivago", "Rey de Reyes", "Lawrence de Arabia", "La niña de tus ojos" o "El laberinto del fauno".
Esta imagen, con una nave que recuerda a un exprimidor de naranjas de Philippe Starck, corresponde a la película Dune, dirigida por David Lynch en 1984. El cineasta ya era considerado por entonces como un autor de culto, con títulos como Cabeza borradora y El hombre elefante. Para la producción de Dune había contado con Agostino y Raffaella de Laurentiis, que también producirían su siguiente película, Terciopelo Azul. Fueron precisamente los Laurentiis, inmersos en financiar los costosos diseños de naves espaciales -entonces eran impensables los efectos digitales actuales- los que se pusieron en contacto con Emilio Ruiz del Río, un diseñador de efectos especiales que trabajaba de manera artesanal y barata, y con el que ya habían trabajado antes en películas como Conan el bárbaro. En Dune, gracias a él se consiguió resolver de manera creativa, y sin arruinarse, la secuencia en la que unos altos mandatarios salen de la nave ante unas tropas formadas de manera simétrica. Se construyeron a tamaño real solamente la puerta y la escalinata, el resto era una maqueta mucho más pequeña que encajaba visualmente en el plano gracias a la perspectiva. También la tropa estaba formada en realidad por soldaditos de pocos centímetros. Lynch quedó gratamente sorprendido con los resultados. 


Producción de Dune: nave y soldaditos de la tropa realizados a escala. A la derecha Emilio Ruiz del Río

Este genio de los juegos visuales, que se inició profesionalmente en la escenografía teatral y cinematográfica, así como en el dibujo de los enormes carteles de cine de la Gran Vía de Madrid, ganó tres premios Goya. Además de su decisiva colaboración en la saga de Conan, participó en el diseño de más de quinientas películas, algunas tan importantes como Espartaco (Stanley Kubrick, 1960), Rey de reyes (Nicholas Ray, 1961), Cleopatra (Joseph L. Mankievicz, 1963),  , Lawrence de Arabia (David Lean, 1962), Doctor Zhivago (David Lean, 1965), 55 días en Pekín (Nicholas Ray, 1963), La caída del Imperio Romano (Anthony Mann, 1964) y Patton (Franklin J. Schaffner, 1970). En Conan el bárbaro (1982), dirigido por John Milius, y en sus secuelas Conan el destructor (Richard Fleischer, 1984) y Red Sonja (Richard Fleischer, 1985), combinó los desérticos espacios abiertos almerienses con maquetas situadas en primer plano; lo vemos en estas fotografías correspondientes al rodaje de Conan el destructor.


Fotograma de Conan el destructor. A la derecha puede verse el trucaje que empleó Emilio Ruiz del Río

Muchas películas españolas también son deudoras del talento de Ruíz del Río, como es el caso de La niña de tus ojos (Fernando Trueba, 1998). La cinta fue grabada en Praga y el diseñador madrileño “reconstruyó” allí -gracias a sus miniaturas y maquetas- los famosos estudios de la UFA de Berlín, destruidos en la II Guerra Mundial. Otros títulos españoles destacables son Soldados de Salamina (David Trueba, 2003) y El laberinto del fauno (Guillermo del Toro, 2006), entre otras. La ciudadela que sale al comienzo de la película de Del Toro es fruto de la imaginación de Ruiz del Río. En 2005, precisamente mientras El laberinto del fauno se encontraba en la fase de montaje, conocí a este diseñador y escenógrafo con motivo del homenaje que la localidad de Rivas Vaciamadrid le estaba rindiendo. Un equipo de televisión estábamos grabando un reportaje sobre su obra que, a través de una muestra retrospectiva ofrecía el Ayuntamiento de Rivas. Nos explicó los trucos, los trampantojos, y especialmente lo que él denominaba “el plano imposible”, que consistía en combinar los objetos de tal manera que llegasen a crear la ilusión de la perspectiva. Un juego gracias al cual uno se siente que forma parte de la narrativa, algo bien conocido desde el Renacimiento; el ejemplo lo vemos en las siguientes fotografías correspondientes a los preparativos del rodaje de Operación Ogro (Gillo Pontecorvo, 1978) y el cuadro Vista de una ciudad (atribuido a G. de Cotignola, 1520).


Emilio Ruiz del Río colocando las maquetas para Operación Ogro. Perspectiva en el cuadro Vista de una ciudad

Es tan impresionante la recreación que Ruiz del Río realizó del atentado contra Luis Carrero Blanco en Operación Ogro, que todo aquel que lo ha visto por televisión cree que corresponde a un documento gráfico real. Especialmente, porque la secuencia cinematográfica de la película se incluyó en La Transición, una crónica audiovisual sobre aquel momento histórico cuyo guión elaboró y presentó la periodista Victoria Prego, y que Televisión Española emitió en 1995.   

Ruiz del Río no sólo realizó maquetas y miniaturas, también se empeñó en conseguir realismo en escenas con elementos “móviles” como los barcos; para ello diseñó un sistema de drenaje de agua en el mar,  ya que el efecto de las olas trucado en las piscinas de estudios no le parecía creíble. También incorporó masas de gente a sus diseños de maquetas como en la película conmemorativa del tercer centenario de la toma de la Bastilla titulada Revolución francesa (1989).

Se le considera el mejor del mundo en el campo de los trucajes cinematográficos analógicos (aunque en los últimos tiempos incorporó el uso de ordenadores). Se puede ver más ampliamente el trabajo de este alquimista de los efectos visuales en el documental El último truco (Sigfrid Monleón, 2008).


Portada del documental El último truco, de Sigfrid Monleón. Maqueta de Doctor Zhivago, detrás Emilio Ruiz del Río

La última película en la que participó fue La mujer del anarquista (Peter Sehr, 2008). Nos dejó hace cinco años, pero sus increíbles aportaciones al cine perdurarán para siempre.